Verso de Hoy

El dominio propio alcanza la Visión, la Misión y la Acción.



EE.UU., (ORBITA) Por el Dr. Ramón Murray.- Visión.- Considero que el dominio propio es como una disciplina: Primero uno debe ver con la imaginación a donde quiere llegar. La pregunta es, ¿qué deseo lograr?. Es como tener una visión, una meta. La visión es mirarse con los ojos del alma y verse en las condiciones que uno quisiera estar, lo que quisiera lograr.

Quizás parezca difícil o aun imposible, pero hay un dicho común, en inglés, que es muy cierto y dice, “Where there is a will, there is a way” se pudiera traducir, “Donde hay voluntad hay camino”. Todo gran proyecto, toda gran empresa se comienza teniendo una visión.

Este es el punto básico que pudiera hacer la diferencia en la actitud de muchas personas. Si la visión es clara y el deseo es de mejorar sus agrias relaciones interpersonales, entonces será más fácil la transformación. Pero, si por lo contrario la persona no quiere cambiar y se siente bien siendo agresiva y explosiva, su mejoramiento demorará hasta que ella quiere empezar una transformación.

Misión.- En segundo lugar, mi misión es dejar de ser “cascarrabias”. Nos debemos preguntar, ¿por qué deseo lograr tener dominio propio? ¿Cuál es la razón? En realidad, las razones pueden ser muchas y muy personales, pero básicamente es obvio que nadie quiere ser gruñón, nadie quiere tener el calificativo de “ogro”, nadie quiere alejar sus amigos o familiares por tener un indeseable mal-genio. Nadie quiere hacerse de enemigos o perder su trabajo o su circulo social o peor su propia vida, por su mal carácter. Entre estas y otras cosas también está la salud, la tensión nerviosa, la alta presión, los ataques al corazón, que muchos de estos son causados por altercados y peleas.

Acción.- En tercer lugar está la acción. ¿Cómo lograré el dominio propio? ¿Qué debo hacer para lograr el dominio propio? ¿Cuál es el curso de acción que debo tomar? Es aquí donde las palabras y la promesas bíblicas se pueden poner en funcionamiento para que no explotemos ni hagamos explotar a otras personas. Es aquí donde con una visión clara de lo que queremos, y con una misión positiva de querer cambiar, nos ponemos en acción practicando sabiamente el dominio propio.

Digo sabiamente por que se concuerda que la sabiduría juega un papel muy importante en la quietud emocional. El doctor Crabb dice en su libro Understanding People (Entendiendo a la gente): “un desagradable evento puede generar emociones desagradables, sin embargo, este mismo evento puede llevarnos a emociones constructivas o a emociones destructivas, todo depende de la sabiduría interna.

La Biblia nos dice: El necio da rienda suelta a toda su ira, más el sabio al fin la sosiega. (Proverbios 29:11) También dice que, “La blanda respuesta quita la ira.” (Proverbios 15:1). El enojo puede venir, eso nadie lo niega. Incluso, la ira puede venir, pues la Biblia dice “airaos pero no pequéis.” (Efesios 4:26). Y de los personajes bíblicos el que más se muestra airado es Dios, con unas 375 veces en el Antiguo Testamento. Esto quiere decir que lo malo no está en airarse, pues airarse es una reacción emocional, pero normal frente a algo que nos ha desagradado. La diferencia está en el control de la ira, o el descontrol llamado crisis de ira. El auto control es ejercer dominio sobre las emociones; la crisis es perder el control sobre las emociones. Por cierto crisis se define como el momento en que la persona pierde el control de la situación.

Es importante saber como reaccionamos frente a los desafíos imprevistos que nos afectan. Por esa razón debemos conocernos y entendernos a nosotros mismos y saber por que razón actuamos como actuamos. Si somos personas de temperamento sanguíneo o colérico vamos a reaccionar rápidamente frente a un estímulo, y casi sin pensar vamos a defender nuestro derecho. Los flemáticos y los melancólicos de por sí son más pasivos, aunque también reaccionan, pero muchísimo más lento e incluso pueden pasar días antes de que les afecte el evento ocurrido.

Entre el sanguíneo y el flemático, el flemático es el más pasivo de los dos. El autor del libro Temperamentos controlados por el Espíritu, dice: “El flemático hierve sólo cuando se le somete a una altísima temperatura y por ello rara vez explota dando rienda suelta a su enojo”. Sin embargo, del sanguíneo dice: “debería buscar el don de la templanza o del dominio de sí mismo”.

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